
La separación de los padres y el impacto en los hijos
Que muchos matrimonios terminan en separación o divorcio, está más que documentado hoy en día. Además, también sabemos que los niños, con frecuencia reaccionan a estas separaciones con conductas de agresión, antisociales, impulsivas y de desobediencia.
En la vida cotidiana, la separación de los padres marca el fin de la convivencia y genera un impacto en los hijos que debemos tener en cuenta.
Las personas involucradas deben acordar la distribución de los bienes, la custodia legal de los hijos y otras cuestiones no banales que muchas veces dificultan el acuerdo y el entendimiento.
En el caso de los hijos, lo primero que ellos perciben es que ya no disfrutan del contacto simultáneo de ambos padres.
En el caso de los miembros de la pareja, es normal que sientan ansiedad, al verse abrumados, en ocasiones, por la tarea de enfrentarse a la crianza en solitario o por tener que asumir responsabilidades nuevas.
Los sentimientos de culpa se presentan con frecuencia, así como el resentimiento y la frustración. Los padres deben aprender a manejar emociones y encauzarlas adecuadamente.
Una de las situaciones que más puede dañar a los hijos ocurre cuando uno de los progenitores comienza a hablar mal del otro delante de ellos. Esta situación genera en los hijos un malestar que puede derivar en problemas de conducta, alteraciones en la alimentación o el sueño, deterioro de los alcances académicos y, en los casos más graves, desarrollo de un fuerte rechazo a tener contacto con el otro progenitor.
Lo que los hijos necesitan para crecer y ser felices es el afecto y la presencia de sus padres. Para sentirse bien no necesitan regalos ni falta de corrección. Muchos padres caen en este error creyendo que pueden compensar así el daño que consideran que han provocado.
Una ruptura mal orientada puede colocar a los menores en una clara situación de riesgo, comprometiendo su estabilidad emocional y su proceso madurativo.
QUÉ HACER…
- Comunicar adecuadamente la noticia a nuestros hijos, transmitiéndoles, de manera directa, que las decisiones que se han tomado, no tienen nada que ver con el amor que se les tiene a ellos.
- Hacerles ver que vamos a seguir ahí.
- Seguir siendo las figuras de referencia.
- Ayudarles a construir sus nuevas rutinas cuanto antes.
- Evitar implicar a los menores en el conflicto adulto.
- No presionarles emocionalmente para que elijan entre uno u otro.
- Enseñarles y hacerles ver que los abuelos y las nuevas parejas son también familia.
¿Qué podemos decirles cuando el niño tiene…
SENTIMIENTOS DE CULPA: “El amor entre papá y mamá no se ha estropeado por culpa tuya”.
MIEDO AL ABANDONO y/o A QUEDARSE SOLO: “Los niños de padres separados no se quedan solos”, “a pesar de nuestra separación, se puede amar y ser amado”.
NECESIDAD DE ELEGIR: “No tienes que elegir entre uno u otro, los dos estamos contigo”.
RABIETAS: “Es mejor, en lugar de gritar o pegar, pensarlo”.
NUEVAS PAREJAS: “Es mejor para ti vivir en una familia con dos mayores aunque uno no sea papá/mamá”.
¿CUÁNDO SE CONVIERTE EN UN PROBLEMA?
Muchos niños, tras la separación de sus padres, no saben expresar con palabras lo que sienten, lo hacen con actos: muestran agresividad desmedida, no pueden contener los celos, mienten, se vuelven excesivamente tímidos, tienen problemas en el colegio y en los juegos con sus amigos… en definitiva, no son felices, y no saben cómo solucionarlo.
En ocasiones como estas, si se mantienen en el tiempo, podemos ayudarte desde la intervención psicológica. En nuestro centro de psicología en Moralzarzal, PsicoMoral, podemos asesorarte o valorar la necesidad de una intervención por parte de nuestra psicóloga.
Refs:
Wicks-Nelson, R. y cols. (2010), Preocupaciones actuales respecto a la juventud. En Psicopatología del niño y del adolescente. (pp. 404-408). Madrid: Pearson Prentice Hall
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